Abstenerme de su gente, y buscar otros labios distintos... quizás recortar fotos, romper los papeles llenos de veintidos por todas partes, o tan solo intentar que al hablar conmigo me relacionen con el. Por si alguien se lo pregunta, sí, no hay nada mas ya, y elegimos este final triste entre tantos felices y ansiosos de ser contados a oídos impacientes. El es feliz y yo lo intento, por eso, es mejor dejar las cosas como estaban hace dos meses, y despedirse para siempre.
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